En 2025, la acción climática en Estados Unidos se desarrolló en un contexto de cambios en las prioridades federales. La ausencia de una delegación gubernamental en espacios internacionales como la COP30 coincidió con debates regulatorios, ajustes en el financiamiento y un aumento de la desinformación climática. Además, en 2025 el gobierno federal comenzó a desmantelar parte de los programas climáticos impulsados por la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), en particular los incentivos destinados a energías limpias. También se anunciaron cancelaciones de subvenciones y apoyos a proyectos de energía renovable, en un contexto de revisión del financiamiento federal para estas iniciativas.
En ese escenario, organizaciones latinas y comunitarias continuaron implementando programas de educación, participación cívica y trabajo local enfocados en los impactos del cambio climático en sus comunidades.
Participación comunitaria ante la ausencia federal
La COP30 reunió en noviembre a 189 países para intentar acelerar la acción climática mundial, pero sin una delegación federal de Estados Unidos, una ausencia inédita que redujo la presencia oficial del país en las negociaciones sobre transición energética, financiamiento y justicia ambiental. Aun así, gobernadores, alcaldes, académicos, jóvenes y organizaciones comunitarias viajaron por su cuenta para asegurar representación, entre ellas GreenLatinos, una red estadounidense que impulsa políticas de justicia climática para las comunidades latinas.

Meisei González, defensor de la justicia climática y del aire limpio de GreenLatinos, explicó vía correo electrónico que esa ausencia no implicó silencio político y que abrió espacio para un rol más visible de gobiernos estatales y organizaciones comunitarias en Belém. “Venimos a demostrar que, aunque el gobierno federal no esté actuando con la urgencia necesaria, el pueblo y varios estados sí están avanzando en soluciones reales. Estamos aquí para llenar ese vacío y asegurar que las realidades de nuestras comunidades sigan presentes en el debate global”.
Para González, el vínculo entre lo global y lo local sigue siendo directo. “Lo que se discutió en Belém refleja exactamente lo que viven nuestras comunidades en Estados Unidos”, señaló, al referirse a impactos como el calor extremo, la contaminación del aire y los riesgos para la salud en comunidades latinas. En conjunto, el balance del año muestra que, incluso en ausencia de liderazgo federal, organizaciones latinas han sostenido la acción climática.
Educación climática y liderazgo juvenil desde lo local
Más allá de los espacios internacionales, organizaciones latinas centraron su trabajo en fortalecer la educación climática y la participación cívica en Estados Unidos. En Florida, The CLEO Institute intervino para cubrir vacíos en alfabetización científica, movilización pública y formación de liderazgo.
“En un año marcado por la histórica ausencia de liderazgo federal de Estados Unidos en la COP30, The CLEO Institute intervino para llenar un vacío crítico en educación climática, participación cívica y movilización pública”, explicó vía correo electrónico su directora ejecutiva, Yoca Arditi-Rocha.
Entre las iniciativas impulsadas por la organización, Arditi-Rocha destacó Our Present, Icarus’ Future, una campaña global de narración que alcanzó a más de 66 millones de personas. Obtuvo más de 16,000 firmas de peticiones y recibió 7 premios LUUM, un festival internacional que celebra lo mejor de las comunicaciones con propósito, por su capacidad de traducir la ciencia climática en acción pública urgente. “Nuestro presente, el futuro de Ícaro” es una campaña multimedia de The CLEO Institute, inspirada en Ícaro, personaje de la mitología griega que voló con alas de cera y cayó al desafiar los límites de la naturaleza, una referencia utilizada para reflexionar sobre las consecuencias de las decisiones humanas en el contexto de la crisis climática y su impacto en las generaciones futuras.
Arditi-Rocha explicó que la campaña exigió “reducciones rápidas y exigibles de emisiones, junto con una vía acelerada para eliminar gradualmente los combustibles fósiles”, así como “el fin de los subsidios a los combustibles fósiles y del financiamiento público que incentiva la contaminación que calienta el planeta”.
Arditi-Rocha añadió que CLEO también fortaleció su movimiento juvenil a través de genCLEO, que “ahora abarca 13 capítulos universitarios y movilizó a cientos de jóvenes en participación cívica, educación climática y acción local”, además de desempeñar un rol central en la Conferencia Local de la Juventud celebrada en Miami. Entre estas acciones, el capítulo de genCLEO en la Universidad de Miami realizó encuestas para recoger propuestas estudiantiles sobre sostenibilidad en el campus, mientras que en la Universidad Estatal de Florida impulsó una resolución de emergencia climática a nivel del condado de Leon y desarrolló actividades de educación climática en escuelas secundarias.
Desinformación, financiamiento y presión política
El trabajo de las organizaciones se desarrolló en un contexto complejo. Yoca Arditi-Rocha explicó que “el 2025 fue un año definido por la inestabilidad y fuertes vientos políticos en contra”, una situación que, según detalló, se manifestó en “la pérdida de fondos significativos de la EPA provenientes de las subvenciones Community Change del IRA”, “un aumento en el alarmismo y la presión política” y “un repunte de la desinformación climática”.


Frente a ese escenario, Arditi-Rocha señaló que la organización decidió mantener su labor sin detener sus programas. En ese sentido, afirmó que “CLEO superó estos desafíos avanzando #FearlesslyForward”, un lema que la directora ejecutiva utilizó para describir una estrategia de avanzar con valentía y sin miedo, incluso en un entorno adverso, redoblando “su compromiso con la integridad organizacional, la resiliencia operativa y la innovación estratégica”. De acuerdo con Arditi-Rocha, este enfoque permitió que, “a pesar de los obstáculos, CLEO amplió su alcance, expandió sus programas y emergió más fuerte que nunca, con un crecimiento del 45 % en ingresos [de la organización] en comparación con el año anterior”.
Resiliencia comunitaria y prioridades hacia 2026
En continuidad con ese trabajo comunitario, EcoMadres enfocó sus esfuerzos en madres y cuidadoras latinas en estados clave. EcoMadres es un programa de Moms Clean Air Force enfocado en fortalecer la participación de madres latinas en Estados Unidos en temas de aire limpio, cambio climático y reducción de la exposición a químicos tóxicos, a través de educación comunitaria, incidencia en políticas públicas y trabajo local. Liz Hurtado, gerente sénior de participación comunitaria y alianzas, explicó vía correo electrónico que “en 2025, EcoMadres llenó un vacío crítico de liderazgo al movilizar a madres y cuidadoras en estados clave para impulsar la acción climática”.
A través de organización comunitaria, educación bilingüe y encuentros como la Cumbre de EcoMadres en Nevada, el programa creó espacios donde las familias más afectadas por la contaminación del aire, el calor extremo y los altos costos de energía pudieron conectar sus experiencias con soluciones climáticas. EcoMadres también es aliada de Yale Climate Connections.
EcoMadres también aseguró presencia en espacios internacionales. Hurtado señaló que Danielle Berkowitz-Sklar, integrante del programa EcoMadres, moderó una conversación en la COP30 que “destacó la justicia climática como una lucha intergeneracional”.
Hurtado explicó que el trabajo de la organización se desarrolló en un contexto adverso, marcado por decisiones federales que debilitaron protecciones ambientales clave. Entre ellas mencionó “retrocesos federales a protecciones ambientales clave, incluyendo amenazas al Endangerment Finding de la EPA”, es decir, a la determinación que reconoce que la contaminación del aire representa un riesgo para la salud pública. A ese escenario se sumó “un aumento de desinformación climática dirigida específicamente a comunidades latinas y de habla hispana”, factores que, según indicó, afectaron el acceso a información confiable y complicaron la participación comunitaria.
Desde el ámbito filantrópico, VoLo Foundation priorizó el trabajo comunitario. VoLo Foundation es una fundación sin fines de lucro que apoya iniciativas centradas en el clima, la educación y la salud, con el objetivo de impulsar soluciones basadas en ciencia y generar cambios concretos a través del financiamiento de proyectos y organizaciones. También es una aliada de Yale Climate Connections.
Carlos Roa, director sénior de prensa y relaciones públicas, explicó vía correo electrónico que “este año, VoLo Foundation mantuvo el impulso de la acción climática a través de alianzas estratégicas con organizaciones locales e internacionales y programas de educación ambiental”. Según detalló, la organización puso “especial atención en explorar el liderazgo orgánico de las comunidades y brindarles una plataforma para difundir su voz, ideas y acciones”, a través de eventos como Climate Correction en marzo y Florida Climate Week en octubre. “Creemos que este es el momento de construir de abajo hacia arriba”, afirmó.
Roa reconoció que en 2025 enfrentaron “incertidumbre política, restricciones presupuestarias y la proliferación de desinformación sobre el cambio climático”, desafíos que, según explicó, abordaron fortaleciendo su red de colaboradores y una “comunicación transparente basada en evidencia científica”. De cara a 2026, VoLo Foundation prioriza “expandir programas de resiliencia climática e intensificar la educación ambiental como herramienta para fomentar una cultura de sostenibilidad”, además de promover la participación activa de ciudadanos y líderes locales en la toma de decisiones.


