Exigimos financiamiento climático con impactos positivos, ¡ya!

Date:


October 2024

Por décadas se ha hablado de las emisiones de gases efecto invernadero, y finalmente le llega el turno al metano. Si bien pocas personas entienden el vínculo con los residuos, la producción antropogénica de este gas a partir de nuestra basura genera un quinto del total a nivel global. La era de la mitigación del metano nos brinda una tremenda oportunidad para dar un giro positivo al mundo de la gestión de los residuos sólidos (y líquidos) municipales. 

Como ya sabemos, es bastante fácil de evitar la producción de metano si se cuenta con las condiciones para hacerlo, por ejemplo: basta con que separemos nuestra basura, en una fracción húmeda u orgánica (restos de la preparación de alimentos) y otra seca (lo que habitualmente hemos entendido como reciclable: vidrios, latas, tarros de conserva, papel, cartón, etc.). Que la compostemos/vermicompostemos en nuestras viviendas, la llevemos a puntos de acopio, esperemos el día de recolección de orgánicos, la entreguemos a los recicladores que están gestionándola, paguemos por este servicio, o la bajemos a los contenedores diferenciados de nuestros edificios para que otros valoricen estos residuos a través del compostaje, digestión anaeróbica o el uso de larvas de mosca soldado negras. E idealmente cuando no existan otras vías de gestión, nos movilicemos para que así sea. Esto podría sonar extremadamente simple, sin embargo, es aún muy difícil de lograr en la gran mayoría de los territorios del planeta. 

En miras hacia la COP29 en Azerbaiyán es muy importante volcar las miradas hacia los proyectos y el trabajo que se vienen realizando en América Latina, sobre todo porque la COP 30 será en Brasil (Belén), y más importante aún, porque a través del trabajo en residuos la humanidad tiene en sus manos una herramienta efectiva y rápida para disminuir las emisiones de metano y otros gases de efecto invernadero. Además,  porque el financiamiento climático podría abrir las puertas a soluciones justas, saludables y muy necesarias hoy en día para enfrentar la triple crisis planetaria. 

Porque en el siglo XXI todavía no invertimos lo suficiente en gestionar adecuadamente (ni inocuamente) los residuos 

Desafortunadamente una radiografía del sector de los residuos en América Latina incluye los siguientes aspectos: 

  • Por más que los ingenieros y grandes empresas, corporaciones y bancos han desarrollado y facilitado la instalación de soluciones tecnológicas, los problemas asociados a la generación de basura domiciliaria solamente crecen y se descontrolan porque a la industria no se le ponen límites ni condiciones a su producción de residuos, ni al tipo de productos químicos utilizados en su fabricación, porque efectivamente la fiscalización de leyes y normas no se realiza, y porque también al consumidor se le invita a entregar sus residuos mezclados. 
  • Los municipios pasan a ser los últimos responsables de la recolección, tratamiento, y disposición final de residuos sólidos municipales, y quienes tienen que enfrentar la creciente producción de residuos en América Latina sin presupuesto, personal, equipo, ni capacidades específicas suficientes. Hasta ahora una gestión mejorada de los residuos municipales solamente ha sido fruto de voluntad política; o de insistencia, iniciativa o la necesidad desde las organizaciones de la sociedad civil.
  • Dado este creciente desafío,  es crucial pensar en la problemática sistémica que origina todos estas derivadas: zonas de sacrificio, emisiones de metano, contaminación de cuerpos de agua, y suelos; emisiones de material particulado, carbono negro y otros contaminantes orgánicos persistentes a la atmósfera, etc.
  • La gestión de residuos es una necesidad urgente que involucra actores de variados sectores. Desafortunadamente, hoy en día vemos que la solución más popular o la que la mayoría de los gobiernos locales consideran como un mínimo deseable es una solución de final de tubería (rellenos sanitarios, vertederos). Los grandes gestores de residuos solo se movilizan cuando la gestión representa un negocio, y por desgracia ese negocio, normalmente es contraproducente. Adicional a ello, la industria del plástico, envases, y embalajes, se jacta de proyectar crecientes utilidades, sin asumir ninguna responsabilidad ambiental.
  • Aunque parezca increíble, todavía se practica la quema de basura al aire libre y el enterramiento domiciliario.
  • Existe creciente comercio transfronterizo de residuos plásticos, los que en general no tienen trazabilidad, y por lo tanto no se sabe que vía de disposición siguen.
  • Se puede corroborar desde el espacio (1) que hay grandes emisiones de metano del sector de residuos, sobre todo en vertederos, pero también en rellenos sanitarios.
  • Un gran eslabón que ha quedado relegado en el mundo de los residuos orgánicos es el abordar la pérdida y el desperdicio alimentario. 
  • Y por último, y no menos importante, la presión por responder a esta crisis de residuos la está aprovechando la industria de la incineración en el sur global, que pretende convencer que es una solución mágica y prácticamente virtuosa; un obstáculo que debiera salir del juego.

Esperamos que todas las organizaciones y tomadores de decisión que asisten a la COP 29 entiendan que el financiamiento climático debe ir en la dirección correcta: en la implementación de proyectos que engloben soluciones de bajas emisiones, que generen verdadero impacto positivo en los territorios.

(echando residuos en compostera)

Impulsar la separación en origen, trabajando codo a codo con y para la sociedad, con la incorporación de los recicladores de base al sistema resulta clave en un momento en que muchos países (México, Argentina, Brasil, Chile) de LAC están viviendo el colapso de sus rellenos sanitarios o presionados ante la contaminación e impactos de los vertederos a cielo abierto, cuyas emisiones de metano se encuentran entre las más altas entre los vertederos del mundo. (2)

Apoyar la articulación social a través de las mejoras en las estructuras de gobernanza, y desarrollo de instrumentos, de mecanismos de financiamiento, y que existan obligaciones graduales, permitiría que los proyectos de gestión de residuos orgánicos sean atractivos y sostenible en el tiempo. Y que pasemos de la huerta urbana comunitaria, al uso del compost, y la instalación de espacios de gestión de residuos orgánicos en jardines botánicos, en cadenas de hoteles, y en zonas vulnerables y estigmatizadas, inclusive. Debiera ser factible, por ejemplo, que los propios municipios puedan vender el compost que producen, y que el mercado no sea solamente para los privados. 

(intercambio CESTA y CEIBA)

América Latina mantiene vivas importantes redes de agroecología capaces de generar alimentos sanos y libres de tóxicos. Una alta ambición en las NDCs en el ámbito de los residuos significa ayudar a los municipios a implementar tecnologías sencillas y menos costosas, teniendo a mano todas las capacidades necesarias, generando los mecanismos de financiamiento para que nuestros países sean capaces de mantener dichas estrategias vivas en el tiempo de forma descentralizada tanto en zonas urbanas, como rurales, buscando la complementariedad de ambos territorios. De la mano con limitar la producción de plástico, y prohibir las falsas soluciones, como el reciclaje químico, los bonos de plástico, entre otras.
(huerta agroecológica)

La seguridad y soberanía alimentaria encuentran un aliado en la recuperación de los residuos orgánicos para compostaje, o digestión anaeróbica, y su rol como componedores del suelo; mientras que la incineración y el enterramiento de dichos residuos así como de porciones importantes de alimentos en buen estado resulta una aberración en un continente como América Latina, donde más de 40 millones de personas aún sufren hambre.

(cocina comunitaria)

La seguridad y soberanía alimentaria encuentran un aliado en la recuperación de los residuos orgánicos para compostaje, o digestión anaeróbica, y su rol como componedores del suelo; mientras que la incineración y el enterramiento de dichos residuos así como de porciones importantes de alimentos en buen estado resulta una aberración en un continente como América Latina, donde más de 40 millones de personas aún sufren hambre.

(camion orgánicos)

Si realmente queremos ambición en las NDC, la gestión de residuos orgánicos podría ser incluida, planificada e incentivada en espacios de planificación territorial que incorporen la mayor cantidad de estos aspectos: los territorios tienen sus dinámicas y flujos de residuos, aguas y energía que organizar. El flujo de bioresiduos (desde los residuos orgánicos alimenticios, pasando por los lodos de aguas residuales, hasta las podas y residuos verdes de jardinería, sin olvidar los residuos y rastrojos agrícolas) puede ser muy provechoso si sabemos planificarlo, y beneficiarnos de ello. Invertir en estos proyectos es invertir en la vida.

Para poder proveer insumos, ejemplos de buenas prácticas, y poner en vitrina ejemplos de proyectos que se enmarcan en el plan basura cero y justicia ambiental, es que precisamente desde GAIA estaremos ofreciendo varios eventos paralelos en la COP 29. Compartimos además mayor detalles del tipo de proyectos en que se enmarca la justicia climática: en este documento ofrecemos una panorámica de lo que están realizando nuestros miembros en América Latina. 

(1) https://www.globalmethanehub.org/2023/09/20/global-methane-hub-google-org-rocky-mountain-institute-and-clean-air-task-force-team-up-to-reduce-methane-emissions-from-landfills-using-satellite-detection-technology/
(2) https://wastemap.earth/

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