Por Alicia Franco, Alianza Basura Cero Ecuador
Mi experiencia comenzó unos días antes, con una inmersión en la sabana africana. Llegué a Dar es-Salam el día previo a la conferencia. Ya entrada la noche, tuve la suerte de compartir habitación con la Sole Mella de Anarch Chile, recicladora de base y de las personas que más aprendí en este viaje. Sole es de esas personas que tienen la película clara, defensora de los derechos de los recicladores, con un tremendo don de palabra, y sobre todo un gran corazón. Fue demasiado divertido compartir con este ser de gran sentido del humor no solo por las risas del absurdo de la vida sino porque teníamos una relación con el traductor de la conferencia (al español) con el que hacíamos una historia alterna de lo que ocurría en el evento. Fuimos bastante sorprendidas cuando Magda se sumó al equipo del relajo y así pudimos retomar curso y navegar por la conferencia.

Las conversaciones con la Sole no solo me dieron la oportunidad de profundizar sobre la vida; me queda claro la importancia del movimiento reciclador y lo valioso del trabajo de estas personas, que por muchos años han sido los únicos actores que, pese a las condiciones precarias del sistema, han limpiado los rincones del mundo. La ola de los residuos donde confluimos varios actores, todos tenemos un rol para querer cambiar este sistema, pero creo que es importante apoyar fuertemente al movimiento reciclador. Pese a que las demandas del movimiento ecologista son más que válidas, no puede haber un cambio a favor del ambiente sin justicia social, los seres humanos somos naturaleza y las soluciones deben ser inclusivas a las soluciones ecosistémicas.
La jornada empezó temprano; después de la inscripción recibimos una camiseta y un gafete que, además de ser lindísimos detalles, resultó una pieza de arte Tingatinga, un estilo pictórico desarrollado en Tanzania en los 60’s por Edward Tinga Tinga, y que es una solución basura cero demasiado creativa. Voy a conservarlo siempre.

Las primeras intervenciones fueron charlas generales acerca de los sistemas de basura cero. Una visión general: ¿Qué son los sistemas de basura cero? ¿Cuáles son las estrategias para construir uno en una ciudad? iniciativas locales, que presentan soluciones con alcance a ser globales.
Froilán Grate en su exposición dijo: “Nada debe desperdiciarse, nada ni nadie es desechable, todo y todos tenemos un valor”. Y es que esta poderosa reflexión no es acaso como pensaría un bosque, es ecología pura; en la Naturaleza cada ser tiene un valor intrínseco solo por su existencia y es su relación con los otros lo que hace que el bosque tenga salud y armonía (En la Naturaleza no existe la basura, lo que no puede reintegrarse a un ciclo metabólico no debería producirse).
Es mi primera vez en una conferencia donde tengo la oportunidad de escuchar y reflexionar sobre todos los matices, la historia de este camino y debo decir que es muy difícil no enamorarse de cada uno de estos seres humanos que están tratando de encontrar soluciones a un problema tan grande y que nos contamina en todas sus formas hasta llenarnos de microplástico la sangre.

Los sistemas de basura cero se incluyen en varias escalas:
Desde decisiones individuales que incluyen cambiar toallas sanitarias por toallas lavables o copas menstruales, hasta el dejar de usar una bolsa de plástico. Hasta decidir construir iniciativas barriales, cómo el compostaje comunitario, la inclusión de recicladores de base en el sistema de manejo de residuos, hasta lograr que las ciudades puedan ser basura cero.
San Francisco, EE. UU., vuelve evidente la importancia de generar leyes que puedan impulsar los sistemas de basura cero, como leyes de prevención de desperdicio y recuperación de alimentos e incentivos para el compostaje. Varios modelos que ya se efectúan alrededor del mundo también ven importante la creación de espacios de formación y educación ambiental para una viable transformación cultural.
Uno de los grandes obstáculos para lograr sistemas de basura cero es la incineración, ya que sus contratos piden una cantidad de basura al año y si no llega esta cantidad, el municipio debe pagar, además de ser convenios a veinte, treinta años, impidiendo así que la relación con los residuos deje de ser lineal y contaminante.
En el contexto latinoamericano, es bello ver cómo tenemos una influencia grande que viene desde el planteamiento de los derechos de la Naturaleza, y esa reflexión de que, a pesar de que todo tiene un valor, la basura no puede sólo ser mercantilizada, porque es importante pensar en el consumo, y a quién realmente le corresponde el reciclaje de una ciudad. La intervención de Magda de GAIA fue bastante clara en las potencialidades de un sistema de basura cero y cómo solo son posibles si son inclusivos con las comunidades, los recicladores de base y las comunidades indígenas. Y cómo un sistema de basura cero es un potenciador de fuentes de trabajo.
Jack McQuibban nos contó sobre el movimiento Zero Waste en Europa, donde más de 480 ciudades han adoptado estos sistemas, y también tienen una certificación para ciudades que optan por estos modelos.
Shibu Nair explicó cómo para hablar del manejo de residuos hay que entender primero que hay un tema de cambio climático, de emisiones de gases de efecto invernadero, que tiene una fecha límite para no desestabilizar el clima para siempre.
La mayoría de los países del sur global tienen porcentajes de 50 a 70 o, incluso, en algunos lugares, el 80 por ciento de los residuos corresponde a orgánicos El mayor porcentaje proviene de los hogares, mercados y establecimientos comerciales, lo que quiere decir que si hacemos segregación en la fuente estaríamos resolviendo el 70% del problema. Luego está el tema del transporte, ¿cuánto gastamos en energía y diesel en trasportar estos orgánicos hasta su disposición final? Claro que debe ser considerada una opción, para todos, probablemente no, pero existen muchas opciones de compostaje y biodigestión descentralizada que deben tomarse en cuenta para un manejo integral de desechos orgánicos.
Soluciones locales, para problemas globales
El segundo día fue un día muy motivador, aunque estuve bastante nerviosa por hablar y contar del trabajo de la Alianza Basura Cero Ecuador y de las propuestas de compostaje descentralizado. Y es que hay que decir, pero en general el compostaje es mi tema favorito. No es culpa que los orgánicos sean el residuo más carismático. Me precedieron presentaciones como la de Marvin Hayes con su manera de rapear el compostaje de Baltimore y su fiebre de compost. Es que, en definitiva, este “problema” de los orgánicos al final te vuelve un alquimista, porque ya sea una compostera en la casa, una compostera escolar o una comunitaria, te enfrentas a la magia de la naturaleza, el transformar la muerte en vida y que termina siendo un arte. Hubo muchas experiencias de las cuales me llevo demasiados aprendizajes; sin duda, el Instituto Polis sigue siendo un ejemplo regional y conocer a Victor, Laís y André fue un honor y espero seguir en contacto para poder aprender de esta experiencia y de paso compartir buena música. La experiencia de Durban es otra experiencia que definitivamente me voló la cabeza; con ellos compartimos ser estudiantes de The Soil Food Web y ver cómo Tamlynn Fleetwood y su equipo han logrado compostar orgánicos de los mercados con las técnicas del compost biocompleto. Es genial, hay que hacerlo en Ecuador pronto.
Metano y más metano y ¿cómo capturarlo? Esa es la cuestión. Y no podía no escribir sobre Mariela, quién fue la que confió en mí para todas estas aventuras, y ahí nos encontramos en el cariño mutuo de las emisiones de este gas de efecto invernadero ochenta y ni sé cuantas veces más malo que el CO2, y aunque estamos ahí entre el compost y la biodigestión, espero seguírmela encontrando en estos caminos de cazadores de gases raros y regeneradores de suelos.


Nipe Fagio fue la organización anfitriona del evento. Su nombre significa “pásame la escoba”, y es una organización que busca la transformación del manejo de los residuos en Tanzania, y lo más valioso es su gente, siempre tan sonrientes, tan amables y alegres. Fue hermoso ver cómo han logrado compromisos importantes a nivel de municipio con Dar es Salaam y Zanzíbar. El problema de la basura en Tanzania es bastante serio; en la misma playa del evento ver la cantidad de residuos también es un llamado de ayuda a que no solo la disposición final es el objetivo, sino el consumo y la producción.

Pudimos visitar el centro de acopio de Nipe Fagio en Dar es Salaam. El espacio cuenta con espacios de separación para cada material, compostera, criadero de mosca soldado y su propia huerta. Este lugar que antes fue un botadero de basura del barrio ahora está convertido en un espacio que genera trabajo y esperanza. Sin duda, el mayor valor de Nipe Fagio es su gente y es admirable el trabajo realizado por los recicladores y Ana Rocha en este país. Gracias, Tanzania, por este gran reto. Que no les quede duda de que mientras caminan van transformando varias vidas en su paso.



En Dar es Salaam, como en la mayoría de los países, los precios del reciclaje no están regulados y hay muchos materiales que tienen precios muy bajos y por eso es difícil reincorporarlos en una cadena de reciclaje. Al igual que el Ecuador, el color de las botellas o el mismo vidrio resultan materiales que presentan un gran reto en el mundo del reciclaje.



Antes de la conferencia en Tanzania tuve comunicación con Aminiel Eliakimu Orio de Nipe Fagio, con el objetivo de encontrar a alguien que sea un apasionado de la agricultura y con el que podamos intercambiar semillas. Práctica ancestral, como la humanidad misma, la que nos hace ser modificadores de paisajes, modificadores de la soberanía alimentaria. Y creo que no me equivoco, pero veo un tremendo potencial en generar intercambio de saberes. Vi muchos campos de maíz transgénico, y veo tanto potencial en poder compartir con ellos agricultura sintrópica, agroecología y permacultura. El encuentro con Aminiel fue hermoso; hicimos un pacto para cuidar las semillas que cruzaron el atlántico para estar más cerca del océano Indico y las que llegaron al Pacífico. Sorgo y Millet, semillas que han alimentado a estos pueblos africanos con el mejor porridge. Y Aminiel espero que pueda cuidar a las semillas de tomates ancestrales que de hecho viajaron unos años antes desde Florencia hasta Ecuador, el centro de origen de esta planta y que ahora viajan a las tierras fértiles de Arusha.


Seguramente voy a olvidar de mencionar a muchas personas de las cuales me llevo muchos aprendizajes, pero creo que conocer a los que llevan más tiempo en estos rumbos fue un gran regalo. Sonia, gracias por seguir inspirando a las nuevas generaciones. Así fue una de las presentaciones más emotivas porque se contó sobre los inicios de la basura cero en Filipinas y luego a John Nsyenge, reciclador de Tanzania y de una nueva generación que potencia el mensaje y nos demuestra que es posible.
Es el último día de la conferencia y extrañamente tengo sentimientos encontrados. Por un lado, el sentirse parte de esta comunidad me hace sentir demasiado feliz; siento como ser parte de este organismo comunitario basura cero es bien poderoso; ser una organela más de esta célula me hace flotar en un citoplasma de mucha dopamina y de pronto tengo que volver a ser un individuo que regresa a casa con un gran compromiso y responsabilidad. Por un momento me abrumo, pero luego me acuerdo que al llegar a casa hay otras comunidades que esperan que esta aventura pueda ser compartida y así poder reproducir esta información y además poner en práctica tantas nuevas posibilidades. Gratitud a GAIA y a Nipe Fago por tremendo regalo. Un gusto enorme poder hacer parte de este equipo poderoso de latinos.

Gracias, Magda, Maca, Juliette, por cantar Imagine de John Lennon, aunque cambiada letra. La luz de las velas en una playa africana donde la Luna creciente es una sonrisa igual al cielo de Ecuador, momentos humanos difíciles de olvidar, porque los caminos basura cero te empujan a ser más comunitarios, más empáticos. Hasta el final pude sentir el toque solidario de varias compañeras que encontré en Paje y con las que compartí el taxi e incluso fueron muy generosas en compartir hotel y unas Kilimanjaro frías antes de subir al avión (gracias, Mónica y Gemma).
La estancia en Tanzania termina, pero el viaje recién comienza y hay mucho trabajo y compromiso. Me voy con la maleta llena de nuevas posibilidades, y un poco de miedo porque en Ecuador la amenaza del coprocesamiento es altamente probable en varias ciudades. Sin embargo, me quedo con la certeza de que estos caminos son hermosos, porque no se trata solamente de cambiar nuestra relación con los residuos, sino con la vida mismo, el que hacemos como especie ser una fuerza amorosa y regeneradora de vida o solo una maquinaria de desertificación.
Alicia Franco.
Alianza Basura Cero Ecuador